Situado dentro del primer cuadro del Centro Histórico de la Ciudad de Veracruz, el Hotel Mesón del Mar ha sido parte de la comunidad jarocha en manos de tres generaciones de una familia que ha abierto sus puertas a turistas de todo el mundo. Ahora la tercera generación busca crear dentro del hotel, un espacio de carácter contemporáneo que retome sus raíces para destacarlas de una forma atemporal, es así como nace la cafetería Casa Zaragoza.
Para la propuesta era muy importante destacar los muros de piedra múcara, principal recurso constructivo utilizado para edificar los primeros asentamientos del Puerto, conformado por coral del sistema arrecifal veracruzano, secado al sol y cortado para formar los muros; un espectáculo visual digno de admirar con detenimiento. En combinación con la piedra, se decidió incorporar el color mamey para los muros estucados restantes, dándole identidad y creando un ambiente acogedor para el usuario.
Al resaltar el coral de muros como punto focal, enriquece el espacio dotándolo de carácter y calidez, que en conjunto con el piso de pasta de formas geométricas que integra versos de Agustín Lara y luminarias de fibra de mimbre, nos transportan a tiempos más tranquilos y placenteros donde el fresco de la tarde se hace sentir mientras se disfruta de un buen café. El concreto aparente de la barra en contraste con la piedra múcara genera un diálogo entre lo nuevo y lo antiguo. Un vínculo entre texturas de antes y de ahora.
De igual forma se presentó el reto de incorporar elementos de una intervención preexistente conformada por una estructura metálica tipo tapanco, que funcionaba como una antigua bodega en desuso, logrando expandir la capacidad de comensales generando un privado íntimo en este.
Un espacio atemporal que contiene la alegría y frescura del jarocho, que refleja la calidez que tiene su clima y playas. Casa Zaragoza contribuye en la recuperación, vigencia y puesta en valor del Centro Histórico del Primer Ayuntamiento de México y de América.
Para la propuesta era muy importante destacar los muros de piedra múcara, principal recurso constructivo utilizado para edificar los primeros asentamientos del Puerto, conformado por coral del sistema arrecifal veracruzano, secado al sol y cortado para formar los muros; un espectáculo visual digno de admirar con detenimiento. En combinación con la piedra, se decidió incorporar el color mamey para los muros estucados restantes, dándole identidad y creando un ambiente acogedor para el usuario.
Al resaltar el coral de muros como punto focal, enriquece el espacio dotándolo de carácter y calidez, que en conjunto con el piso de pasta de formas geométricas que integra versos de Agustín Lara y luminarias de fibra de mimbre, nos transportan a tiempos más tranquilos y placenteros donde el fresco de la tarde se hace sentir mientras se disfruta de un buen café. El concreto aparente de la barra en contraste con la piedra múcara genera un diálogo entre lo nuevo y lo antiguo. Un vínculo entre texturas de antes y de ahora.
De igual forma se presentó el reto de incorporar elementos de una intervención preexistente conformada por una estructura metálica tipo tapanco, que funcionaba como una antigua bodega en desuso, logrando expandir la capacidad de comensales generando un privado íntimo en este.
Un espacio atemporal que contiene la alegría y frescura del jarocho, que refleja la calidez que tiene su clima y playas. Casa Zaragoza contribuye en la recuperación, vigencia y puesta en valor del Centro Histórico del Primer Ayuntamiento de México y de América.
